Apartado
11
(entrega
avisada en apartado 09)frf
fernando reyes franzani
Análisis de los contenidos
formados
de ‘Monzón de
mayo’
Análisis simultáneo de los contenidos
formados de su apariencia necesaria y de su esencia rectora.
Su orden estructural: inmediato anterior
a ‘Tango del viudo’ y posterior de ‘Diurno
doliente’.
Poema que pertenece a la sección 1.1, escrito en verso no en cursiva. En la voz del hablante residenciario.
Ya sabemos, por las entregas anteriores,
que no se debe analizar con seriedad un poema de “Residencia en la tierra 1”,
como si fuera un poema aislado: estos poemas no son papas al interior de un
saco de patatas. Son textos al interior de una estructura unitaria,
armoniosamente urdidos en esa estructura y soportándola. En Residencia en la
tierra 1, Pablo Neruda no sólo escribió 33 poemas; en realidad, estructuró un
solo poema presentado en 33 joyas, distribuidas en, en lo superficial, 4
secciones, y en lo estructural distribuidos de acuerdo al orden finalmente
descubierto según las claves que el propio Neruda dejó en los textos.
Aquí presentaremos el análisis completo
de Monzón de mayo, pero exclusivamente referido a su contenido formado. Otra
vez volveremos a ver el juego nerudiano residenciario de las intratextualidades,
y otra vez cómo un poema residenciario es simultáneamente su aspecto aparente,
como su función estructural.
‘Monzón de mayo’ primero se llamó
<Monzón de junio>. El cambio de título no se debe a cierta incertidumbre
en el régimen de los monzones, (que el joven Neruda hubiera podido sufrir, lo
cual ha sido sugerido como explicación), sino, con seguridad a que, adelanto,
‘EL DESHABITADO’, el texto a continuación de ‘Tango del viudo’, está “cubierto por el mes de junio”; así: ése fue
un cambio para ordenar el orden temporal residenciario, y permitir aquel “qué
amenazadores me parecen los nombres de los meses” contenido en el poema de la
separación. Se debe por tanto a una eufonía de contenido. (Lo interesante es
que el tiempo que va de mayo a junio se aparece así como el verdadero tiempo
central de “Residencia en la tierra 1”: el tiempo de su presente verdadero).
‘Monzón de mayo’ es también un poema de
presentimientos, y no tanto de dolor, o angustia, sino más bien desánimo,
agobio resignado, cansancio, en la víspera del desenlace, poema que sigue,
varía, ecoiza a ‘Débil del alba’. Es un ‘Débil del alba’ residenciado.
Donde si bien el sentimiento es casi el
mismo, el entorno ha cambiado, y de ahí las diferencias. Allá era el comienzo
del ensimismamiento, acá es el presentimiento del retorno a la soledad.
El texto es una alegoría donde
refiriendo uno de esos días de Monzón, pero uno para nada de impetuoso, en
realidad se canta la situación del amante con su amada y a la lluvia-viento del
Monzón cumpliendo los designios separadores.
Hay un extraño e intencionado
isomorfismo entre las imágenes con que se describe ese día de Monzón y las cualidades
que hemos aprendido del hablante y su amada. Es como si el hablante estuviera
luchando, sin fuerzas, contra el Monzón, y hasta haciéndose ese día de Monzón,
y éste presentándose con las características de la amada, donde finalmente el
día surge como la unidad del hablante y su estrella en desorden, y el Monzón
hecho viento y lluvia destruyendo ese día, partiéndolo en mitades y atacándolas.
El Monzón aparece como el designio del
dios de la substitución, el viento y el agua de ese Monzón los ejecutores de
ese designio separador, y él y ella desunidos, partidos en mitades, en el día
de la desunión.
Es un poema extraordinariamente bien
logrado, y tanto que se hace difícil su elucidación textual verso por verso.
Por eso que se está realizando esta aproximación indirecta, de mostrar cómo se asemeja
a su equivalente durante el viaje por los sueños, y cómo se diferencia , sin
entrar en detalles, y agregando que el poema es una alegorización del día del
quiebre, usando esos isomorfismos de imágenes referidos arriba, para hablando
de ese día de Monzón, en realidad se habla del día de la separación.
Nótese que la estrofa final es muy
aclaradora de que se ha sustantivado un día, y ese día es atacado por la lluvia
y el viento del monzón; donde la lluvia parte al día en dos y el viento lleno
de agua ataca, (destruye) esas mitades separadas.
El problema es aquí que son muchas las
líneas textuales que están jugando de manera simultánea.
Se comenzará por presentar las
principales, en orden de aparición, si posible, sin intentar hilvanar una interpretación
de modo simultáneo.
Para esto se presentará el poema con
verso numerado, y se hará referencia a la numeración. La alegorización de ese día
de la separación como el día del Monzón es total y completa en la primera
estrofa. Ya la segunda y tercera, suponen otra estrategia de desarrollo, según
es posible leerlo en los versos.
La primera estrofa:
1 El viento de la estación,
el viento verde,
2 cargado de espacio y
agua, entendido en desdichas,
3 arrolla su bandera de
lúgubre cuero;
4 y de una desvanecida
substancia, como dinero de limosna:
5 así, plateado, frío, se
ha cobijado un día,
6 frágil como la espada de
cristal de un gigante
7 entre tanta fuerza que
ampara su suspiro que teme,
8 su lágrima al caer, su
arena inútil,
9 rodeado de poderes que
cruzan y crujen,
10
como un hombre desnudo en una batalla,
11
levantando su ramo blanco, su certidumbre incierta,
12
su gota de sal trémula entre lo invadido.
Dejando fuera todas las sutilezas
sintácticas, que no interesan demasiado en nuestro propósito inmediato, lo que
la estrofa dice en prosa directa es:
Derivado del título se habla de un día
de Monzón en un momento en que su viento cargado de aguas parece detenerse, y
entonces el día se hace no como uno monzónico, sino uno debilucho. Por poco
monzónico se lo trata de frágil, como una espada de cristal blandida por un
gigante, (el verso 7 es magistral en lo nerudiano, dice ese día frágil, ya
espada de cristal de gigante, está situado en medio de la fuerza monzónica que
está momentáneamente tranquila pues el viento monzónico, como está detenido, es
un “suspiro” (un viento) “que teme” (teme soplar), pero apenas le dé por soplar
de nuevo volverán a desencadenarse las fuerzas monzónicas, que sólo por el
momento están detenidas, “amparadas”, y la poca lluvia que permanece no es más
que (verso 8) una lágrima, una arena inútil, en vez de tremendo vendaval). El
verso 7, “entre tanta fuerza que ampara su suspiro que teme”, es de tal
condensación que solo he visto similares en Quevedo.
(Repitamos su sentido: El Monzón es un
viento potente en fuerza y lluvia, en realidad un fenómeno atmosférico de largo
aliento en tiempo y espacio, pero en ese día se ha transformado en una brisa,
en un “suspiro”, y como teme desplegarse, por eso, “su suspiro que teme”, está
“amparando”, conteniendo su verdadera fuerza, y en medio de esa fuerza
contenida está ese día debilucho “como una espada de cristal”); ya podemos
imaginar qué ocurrirá tanto en lo directo del Monzón, como en lo alegorizado,
cuando el viento y la lluvia del Monzón dejen de temer y desencadenen las
fuerzas que por el momento están contenidas, “amparadas”).
Y ese día frágil, en forma de gigante
inepto para la guerra está rodeado de poderes que cruzan y crujen, (la fuerza
del monzón sólo temporalmente detenida), y por tanto está, (ya que tiene espada
de cristal), como un hombre desnudo en una batalla, haciendo señas de su
debilidad, agitando su pañuelo, acción que pareciera incierta, (si se salvará o
no, en su rendimiento), por tanto es una gota de sal trémula, (de sal, de
esperanza, fermento de vida, pero trémula, acobardada, pues está en medio de lo
invadido: es decir el día debilucho está en medio de las fuerzas monzónicas,
solo en ese momento como detenidas.
Sería como el tipo de poemas que dice
Alonso son los poemas de los poetas clásicos: se dice algo concreto y coherente
y el poeta aprovecharía de incorporar poéticamente sus sentimientos entre
líneas pero en concordancia con lo concreto del decir. Desafortunadamente
Alonso no analizó con detención este poema, hizo algunas consideraciones de
tipo tan general que no dan para ser tomadas en cuenta de modo serio.
¿Qué hizo que Neruda se pusiera clásico
y poetizara de algo tan concreto como un día de monzón acobardado? Olvidándose
de la residenciación, de la estrella en desorden, de su ‘Diurno doliente’, de
recién pasada la página?
No hay tal. Eso es lo textual. Veamos a
lo que hay detrás:
En 1, hay una “estación” y el título del
poema es ‘Monzón de mayo’: está por tanto refiriendo a un “día” en 5, de
aquellos de “LA NOCHE DEL SOLDADO”, y no hace más que insistir en la misma
“estación” que ya apareció en ‘Diurno doliente’, (el poema inmediato anterior),
“Qué vapor de estación lúgubre”, y ambas refieren, a esas “Aguas de la noche,
lágrimas del viejo Monzón, saliva salada caída como la espuma del caballo, y
lenta de aumento, pobre de salpicadura, atónita de vuelo”. Esas que eran “horas
de una sola estación”, (esa es la “estación” referida, la estación de los
monzones, (en este caso, estación de = tiempo de), y no una de trenes o de buses, como algunos
analistas han sugerido), “y un día de formas diurnas y nocturnas está casi
siempre detenido sobre mí”: es uno de esos días el que ahora se ha cobijado.
Y se refuerza pues en 8 hay una
“lágrima”, que es una de las “lágrimas del viejo Monzón”, “lenta de aumento,
pobre de salpicadura, atónita de vuelo”: ¿no notan que el Monzón de ‘LA NOCHE
DEL SOLDADO’ es tan debilucho como el ‘Monzón de mayo’?: ambos son de aumento
lento, de salpicadura pobre, atónitos de vuelo.
Así vemos cómo el texto por sus
intratextualidades en uso sigue el mismo tipo de desarrollo de la mayoría de
los poemas residenciarios: Y en concreto este día de Monzón: ¡Es el mismo tipo
de “día” de uno de esos días cuando el hablante fue a visitar muchachas de ojos
y caderas jóvenes!
‘LA NOCHE DEL SOLDADO’ narró la
historia. ‘Monzón de mayo’ la poetiza. Allí pasaron cosas tan importantes, y
aunque hacía la noche del soldado, aún así, el hablante es poeta: este texto es
la poetización, en su primera estrofa, de los sentimientos, emociones, dudas,
cómo se sentía, cuando iba, o fue, de visita.
Signifique lo que signifique ‘Monzón de
mayo’ en análisis de detalle, la constatación-prueba arriba establecida, es de
importancia enorme: Haya escrito cuando lo haya y dónde lo haya hecho, Neruda
no estaba escribiendo sobre su vida anecdótica del momento de la escritura, del
día o semana de su presente inmediato: estaba escribiendo sobre un poema
anterior: sobre ‘LA NOCHE DEL SOLDADO’: estaba escribiendo al interior de la
estructura residenciaria, formándola, aquélla que tenía en mente: ‘Monzón de
mayo’ es otra prueba de que Neruda no era un poeta de la inmediatez sino de
visiones de largo vuelo: ¡Nada de salpicaduras pobres!
Hasta es posible que en el momento de la
escritura no hubiera nada de Monzón a la vista, (pero, tal vez sí, una calma
después de una noche de tormenta), y hasta ya se hubiera separado de la amada,
de la estrella en desorden, pero está escribiendo como si la separación no
hubiera aún ocurrido, ¡Si está escribiendo como si aún no la hubiera conocido!:
pues está escribiendo sobre el inicio de ‘LA NOCHE DEL SOLDADO’; ¡y hasta
tiene, probablemente, presente el texto de ‘Débil del alba’, y con seguridad,
ante su escrutinio, el texto de ‘LA NOCHE DEL SOLDADO’, y a continuación le
cambió el nombre de junio a mayo, cuando escribió ‘EL DESHABITADO’, pues ya
tiene también en papel, escrito, ‘Tango
del viudo’ y ‘Juntos nosotros’.
Esto tiene un corolario, desconsolador,
para muchos: la lectura en clave secuencial vida de Neruda es misleading.
(Diría un Neruda que en su vida diaria por esa época no usaba más que inglés).
Y, hasta referencias de largo alcance a la vida de Neruda, no tamizadas por las
textualidades de la propia “Residencia en la tierra 1”, no dan en el blanco,
salvo por casualidad. Y del mismo modo, textualidades de poemas que aún no se
han hecho presentes en la estructura residenciaria son como explicar el
presente por el futuro.
Si no se le toma el peso a esto, se hace
imposible explicar por qué los textos de Wellawatta, no contienen palabras en
inglés, cuando el único idioma diario que usaba era aquél. (Y es altamente
probable que esté en lo geográfico climático describiendo un día de Monzón en
Ceilán, pues allí confluyen dos Monzones y producen de verdad uno de esos
días).
En realidad Neruda está escribiendo
“Residencia en la tierra 1”, del mismo modo en que un músico escribiría una
Sonata para piano y violín. No se le ocurría introducir de pronto un clarinete,
por mucho que le fascinara su sonido, y una vez fijados los temas contrastantes
y sus llaves, lo que queda son variaciones bastante bien delimitadas en su
estructura por las posibilidades de variación melódica y rítmica de las frases
principales y temas, y oportunidades sonoras que brindan los instrumentos
elegidos; no se le ocurriría introducir un nuevo tema por muy bello que le
pareciera, a menos que se dé el trabajo de reestructurar todo y comenzar de
nuevo: todo lo cual vale para cuando escribe el primer movimiento, el
movimiento de sonata.
(En analogía: “Oda tórrida” tenía que
ser dejada fuera). (Y si alguien hace referencia a los tres movimientos que
faltan: bueno, la poesía no es música).
Continuemos con las referencias:
En 3 la “bandera de lúgubre cuero” es la
resimbolización del ‘pálido palio’ de ‘Diurno doliente’ bajo su forma de paño,
pañuelo, de viento de metal que vive solo, ahora como características del
viento del Monzón de mayo, y que reaparecerá en 11 como “ramo blanco”,
levantado ya definitivamente como acción del poeta alegorizado en gigante
inútil para el combate; y es también una referencia directa a la “bandera
revuelta” que pueden leer en “su empuje de brasa, de bandera revuelta” de
‘Juntos nosotros’.
En 4 se hace referencia a “una
desvanecida sustancia, como dinero de limosna”, ¿qué puede haber detrás de
aquello? Por aquella época el dinero era oro, o más bien, el oro hacía de
dinero. (De paso, en la tierra residenciaria hay dinero). Y antes, veamos las sugerencias
implícitas de la referencia, que surgen de haber hecho el símil de que siendo
el día de una substancia como dinero de limosna, quedan soportadas, y se
esparcirán en el texto de la primera estrofa: El día queda con las cualidades
del dinero de limosna y los actuantes en ese día se las apropian. Muy adecuado,
en la construcción de imágenes residenciarias:
“Una desvanecida substancia, como dinero
de limosna”
|
|
|
|
|
|
Una desvanecida substancia,
como dinero de limosna
|
|
||
|
Dinero de limosna
|
|
Oro
|
|
|
|
|
|
|
|
Substancia
|
Substancia
|
|
|
|
Desvanecida
|
Concentrada
|
|
|
|
Relativamente
escasa
|
Relativamente
abundante
|
|
|
|
Plateada
|
Amarilla
|
|
|
|
Fría
|
Caliente
|
|
|
|
Oculta
|
Pública
|
|
|
|
Débil
|
Potente
|
|
|
|
Frágil
|
Fuerte
|
|
|
|
Quebradiza
|
Dura
|
|
|
|
De
vidrio
|
Metálica
|
|
|
|
Sal
trémula
|
|
Sal
activa
|
|
|
|
|
|
|
En ‘LA NOCHE DEL SOLDADO’, inmediato a
ese “Entonces, de cuando en cuando, visito”, el hablante se ha descrito como
“despojado … de mi piel de oro”, y a la estrella en desorden, que por ‘EL JOVEN
MONARCA’ sabemos que posee “un sitio de oros defendidos por sistema y
matemática ciencia guerrera.”, en el día del encuentro, se la describe: “como
un adversario desgraciado, de miembros demasiado espesos y débiles, de
ondulación indefensa:”, y por tanto ya no tiene su sitio de oros defendido. Es
decir, en ese día ambos están despojados de sus oros, y son, por tanto, ambos
de desvanecida substancia, es decir, dinero de limosna.
¿Se dan cuenta que ese día está hecho de
las cualidades circunstanciales, fortuitas, de los que se encontrarán? Del
mismo modo ellos están así, porque se encuentran en un día con esas
características. Ese día está alegorizando a ambos.
Y como en 2, se ha dicho que el viento
es “entendido en desdichas”, es decir sabe de las desdichas de ambos, hace de
alcahuete, se retira, y da paso a ese día con características adecuadas para el
encuentro.
En 6. ese día es “frágil como la espada
de cristal de un gigante”: se hace frágil porque es dinero de limosna, y por
tanto adecuadamente, si aparece una espada, esa espada es de cristal, lo cual
queda armonizado con que en ‘Diurno doliente’ el hablante recordó que tiene “un
rostro de cristal”, porque está usando una máscara frágil, la del soldado. ¿y
por qué aparece la espada y el gigante? En la alegorización del día como
hablante a través de las cualidades del hablante en ese momento, la espada era
necesaria, pues él es poeta, que blande la espada, (entre indefensos en ‘Galope
muerto’), pero ahora esta espada, su fuerza poética, su misión profética, ya
que la espada simboliza aquello, está débil, está haciendo ‘LA NOCHE DEL
SOLDADO’, ya que en ese momento está “despojado de su piel de oro”. Como ven,
nada está quedando al azar: el día está emulando al hablante en ese momento, y
el hablante emuló a ese día cuando hizo esa noche, la del soldado. (Como aún es
de día, aún no hace la noche, aún no se encuentra con la estrella en desorden).
¿Y por qué gigante? A estas alturas del
partido no es posible salir con modulaciones explicativas desde afuera: eso echa
a perder la sonata, a menos que esté inmerso en la simbología universal, y ni
así, por lo que no saldré con aquello de Goliat.
Pero aquí se está, a través del día,
alegorizando al hablante, a lo que será el hablante cuando el día se desarrolle
en noche, y desde allí, sí se encuentra la explicación, la textualidad de
referencia: el hablante en ‘Juntos nosotros’ será como un “gigante”, por tanto
este día aparece como lo que será el hablante más adelante. ¿No habían notado
que en ‘Juntos nosotros’ el hablante aparece como “gigante”? Véanlo: “mi
simétrica estatua de piernas gemelas / sube hacia estrellas húmedas cada
mañana”: una estatua que llega hasta las estrellas es una estatua gigante.
En 10, ese día que es como un gigante
con espada de cristal, es decir, un soldado inepto, uno que sólo hace de
soldado pero no lo es, adecuadamente se lo describe, en la variante de “como un
hombre desnudo en una batalla”, pero alegoriza al hablante que sólo poco más
adelante estará desnudo en una batalla, ¿o no?, y hasta le sacará los collares,
todos, a la estrella en desorden, que será “un adversario desgraciado”, “de
ondulación indefensa.”. Por tanto: Habrá batalla: él se beberá su remedio vivo,
(el de ella), y ella se transformará en la “estrella en desorden”.
Ya sólo queda en 11, “ramo blanco”, y en
12 “lo invadido”. Más fácil y directo es referir “lo invadido”, viene de ‘Débil
del alba’, donde el hablante estaba “en medio de lo invadido”, aquí está “entre
lo invadido”. Eso tiene que ver, que si se está en batalla algo ha invadido,
¿no les parece?, pero el decir apunta a que el hablante estará otra vez como
estuvo en ‘Débil del alba’. Y levantar “el ramo blanco” es simplemente darse
por vencido, agitar la bandera de rendición, porque el hablante caerá rendido
ante la estrella en desorden, y en lo alegórico, es blanco, no solo porque el
palio de la rendición lo es, sino porque, si leen, ‘Juntos nosotros’, ella es
blanca y él es blanco: “tu órbita de blanco”, (ella); y “mi cara blanca”, él.
Ahora es posible realizar sin dificultad
la exégesis de la primera estrofa, es decir referir sus contenidos formados,
que es leer en tres planos simultáneos: el aparente directo: el día del monzón;
la alegorización del hablante en ese día del monzón: el momento del Monzón en
‘LA NOCHE DEL SOLDADO’; y, finalmente, las textualidades que realizan la
transformación de lo aparente en su contenido formado residenciario: su
encuentro con la estrella en desorden en ese día. Eso ya no es más que buena
redacción y retórica. Lo dejaremos como tarea para la casa.
Segunda estrofa: (Cuando la lean, noten,
por favor adelanten, que hay como una especie de cantata fugada entre lo
principal: los pensamientos del hablante en el día del Monzón y hacia la amada;
y hacia el mismo Monzón, lo completamente secundario y a penas en sordina: de
13 a 16; el hablante correlacionando de modo débil alguna característica de ese
día con la amada, pero en realidad hablando de su amada: de 17 a 19; y una
impersonal reflexión correlacionando el hablante con su amada, en 20; y la
conclusión en 21 a 22 que hace a 20 como la situación del día del Monzón: algo
vencido de muerte).
14
con tan débil llama y tan fugitivo fuego?
15
Contra qué levantar el hacha hambrienta?
16
De qué materia desposeer, huir de qué rayo?
17
Su luz apenas hecha de longitud y temblor
18
arrastra como cola de traje de novia triste
19
aderezada de sueño mortal y palidez.
20
Porque todo aquello que la sombra tocó y ambicionó el desorden
21
gravita, líquido, suspendido,
desprovisto de paz,
22
indefenso entre espacios,
vencido de muerte.”
Aquí la estrategia de desarrollo cambia.
Ya no habla directamente del día debilucho en los cuatro versos iniciales de la
estrofa, (salvo, tal vez, en el final del 16: “huir de qué rayo”, y eso a penas
como resonancia), sino directamente refiere a su situación en relación a su
amada, en ese día de encuentro permitido por ese viento débil entendido en
desdichas, cuando su suspiro que teme, deje de temer, y las fuerzas contenidas,
las amparadas, se desaten sobre el día, (día ya como simbolización de él y
ella), y el Monzón de mayo se desate como el dios de la substitución que está
alegorizando:
Por eso el hablante dice “Qué reposo
emprender, qué pobre esperanza amar / con tan débil llama, y tan fugitivo
fuego?”
Entiéndase primero el segundo verso de
los citados, y el primero se hará claro y transparente: la “tan débil llama” es
eso de “algo de brasa abandonada que se gasta sola” del párrafo final de ‘LA
NOCHE DEL SOLDADO’, y el “tan fugitivo fuego” es la estrella en desorden que en
el poema de la residenciación fue descrita como “la fugitiva criatura” y es de
fuego, eso que es fugitivo, porque además la refirió como con “dulces energía”,
y porque además es una “estrella” hecha “de sol” en el verso inicial de ‘Juntos
nosotros’.
Y por tanto esos dos versos dicen: ¿qué
tranquilidad puedo tener, a qué esperanza atenerme con mi amada que es de
“precipitada fuga tiránica” si toda la relación con ella, permitida por el
Monzón, siempre ha terminado en algo de brasa abandonada que se gasta sola en
medio de cosas funerales?
Y el hablante declara su impotencia en
medio de su deseo de retenerla: “Contra qué levantar el hacha hambrienta?”
Nótese la inmensidad de su deseo de conservarla, designado por una “hacha
hambrienta”, (y es hacha en consonancia de que está en medio de una batalla, en
medio de lo invadido), pero no sabe contra qué dirigir su lucha, o más bien que
su lucha, aunque supiera contra qué dirigirla, contra qué blandir el hacha, es
impotente, pues a penas el “suspiro deje de temer” el Monzón se desatará y
destruirá al día: a ese día que es él y su amada.
Ya se nota de modo evidente el cambio de
estrategia: en la primera estrofa lo directamente poetizado era ese día tan
especial de Monzón, y por debajo estaba, en lo asordinado, él, y los días del
encuentro con la estrella en desorden. En cambio en la segunda estrofa lo
directo es él con su amada y los problemas de la relación, y por debajo, en lo
asordinado, el Monzón contenido, listo para desatarse otra vez.
(Pero como contra monzones no se lucha
con hachas hambrientas, ya empieza a ser transparente que ese Monzón no es más
que una alegoría del dios de la substitución, listo para llamarlo al orden; y
por supuesto que ese día debilucho no podrá nada contra el Monzón desatado; es
decir la estrella en desorden será separada del hablante poeta y la misión
profética triunfará sobre el amor).
Por eso que el hablante continúa con,
verso 16: “De qué materia desposeer, huir de qué rayo?” que no es más que una
reiteración retórica del verso inmediato anterior, pero avanza hacia el dilema
“De qué materia desposeer”: es el dilema entre poesía o amor: se deshace de su
material de oro, (de su piel de oro), o de su máscara de soldado? y huir de qué
rayo, retorna al poder del Monzón: imposible de soslayar, como un dios de la
substitución (un Zeus), alcanzándolo con sus rayos:
La estrella en desorden, la estatua floral,
no tiene ninguna chance de ganar, pues los rayos de ella, serán los que deben
ser huidos: (ya que ella es la responsable por ser una fugitiva criatura, una
oveja salvaje de precipitada fuga tiránica, que el hablante no pudo domesticar.
18
arrastra como cola de traje de novia triste
19
aderezada de sueño mortal y palidez.
Pareciera que el hablante retorna a
cantar ese día debilucho, y de él pareciera hablar al decir “Su luz hecha de
longitud y temblor” pero en realidad está simultáneamente hablando de ese día
debilucho y de su estrella en desorden: ya que en ‘Juntos nosotros’ dijo que
ella o su cabeza se adelgazaba en cabellos cuya forma “se desploma de súbito en
hilos lineales”, y poco antes, en la misma estrofa final, su empuje de brasa
estaba “subiendo temblando”: como ven: hilos lineales y temblando hacen a una
luz que está apenas hecha de longitud y temblor, por tanto está refiriendo a la
luz de la estrella en desorden; (y obvio que una estrella, en desorden o muy
ordenada, da lo mismo, emite luz): es ese día debilucho el que está comenzando
a simbolizar su otro componente: la estrella en desorden, (la otra parte de ese
día debilucho es el mismo hablante, no olvidar, según lo alegorizó en la
primera estrofa).
Por eso mismo es que ese
día-estrella-en-desorden de luz hecha a penas de longitud y temblor, “arrastra
como cola de traje de novia triste”, ya que esas colas de trajes de novia
parecieran hechas cuando arrastran “de longitud y temblor”, pero esta es una
novia triste: “triste” porque si bien él dijo “quiero casarme con la más bella
de Mandalay”, al parecer, no cumplirá su deseo, no la desposará, y por tanto,
ella, será una novia “triste”, una novia despechada. (Según la sabiduría de los
boleros machistas: él se va, pero ella queda triste: al modo de “nosotros que
nos queremos tanto debemos separarnos… en nombre de este amor y por tu bien…
etc., etc.).
{Al joven Neruda no le entusiasmaban las
canciones populares, pero usa mucho de la simbología de ellas, ¿no les parece?
Podría pensarse que aquello contribuye fuertemente al encanto de muchos de
estos poemas residenciarios: habría que profundizar de modo serio en esta
materia.}
También es cierto que una novia triste
puede ser aquella que no quiere casarse, y lo está haciendo por obligación:
como en “Blanca y radiante va la novia”.
Como sea: el asunto es que ese
día-estatua-floral-novia va: “aderezada de sueño mortal y palidez”. Sueño
mortal son esperanzas que morirán, ya que ese día debilucho, a penas el Monzón
contenido, amparadas sus fuerzas por el suspiro que teme, (el viento contenido
de ese día), se desate, ese día se verá destruido; pero también sueño mortal
son esperanzas que matan, (ambas cosas), ya que si se cumplen, (las de la novia
en casarse), el hablante poeta habrá perdido, dejará de cumplir su misión
profética.
En cualquiera de esas alternativas, ese
día-novia-estrella-en-desorden va aderezado de “palidez”: definitivamente
aquello no tiene vuelta, ya que sabemos qué significa “palidez” en lo
residenciario: va con el color de la muerte: el día será destruido: no hay
esperanzas para la relación del hablante haciendo la noche del soldado y su
estrella en desorden: a penas el Monzón se desate. (Y no olvidar que la
estrella en desorden fue referida como “una rueda pálida” en ‘LA NOCHE DEL
SOLDADO’).
Y el final de la estrofa corrobora todo
aquello:
21
gravita, líquido, suspendido, desprovisto de paz,
22
indefenso entre espacios, vencido de muerte.”
En 20, la “sombra” es el hablante que
ambicionó el desorden, (la estrella en desorden), la que lo desordenó de su
camino de cumplimiento de su misión profética, y todo lo que él tocó, (como
“sombra”), no fue más que la estrella en desorden. Y el hablante es “sombra”
porque estaba desprendido de su piel de oro, en una piel de soldado
“sinceramente oscuro”. Pero existe el dejo, (ya expresado en “hacha
hambrienta”) de que el hablante poeta “ambicionó” aquello, y por tanto es
doloroso darse cuenta que está a punto de perderlo.
Y 21 y 22, es retornar al día debilucho
en medio del Monzón detenido: ese día gravita líquido suspendido desprovisto de
paz, indefenso entre espacios, vencido de muerte. Todo extremadamente ominoso,
ya que ese día se ha transformado en la relación de él con ella, y esa relación
está vencida de muerte, porque ese día está vencido de muerte, ya que el Monzón
solo está temporalmente “suspendido”.
Y es además referir a la estrella en desorden,
él la ambicionó, y tocó el desorden: directo: tocó a la estrella en desorden. Y
es ella igualmente entonces la que ahora es esa otra parte del día: gravita
líquida, ella, (en ‘Juntos nosotros’ fue una estrella húmeda), suspendida, desprovista
de paz, (novia triste), indefensa entre espacios, vencida de muerte: porque
esta es una guerra entre amor u obra, y vencerá el dios de la sustitución: la
obra. (indefensa porque su sitio de oros ya no está defendido por ciencia
guerrera) entre los espacios del monzón: ese día débil.
Llegamos a la tercera estrofa y final,
donde, hacia el futuro próximo, se predice la destrucción del día partido en
mitades:
24
hacia el que corrían cartas, embarcaciones, negocios,
25
morir, sedentario y húmedo, sin su propio cielo.
26
Dónde está su toldo de olor, su profundo follaje,
27
su rápido celaje de brasa, su respiración viva?
26
Inmóvil, vestido de un fulgor moribundo y una escama opaca,
27
verá partir la lluvia sus mitades
28
y al viento nutrido de aguas atacarlas.”
En 23, es el “destino”, las fuerzas
ocultas de la tragedia, a pesar que fue un día “que fue esperado”: Por supuesto
que “esperado”, ya que refiere al día de la residenciación, el día de la
culminación del viaje de la noche por los sueños, (esas son las embarcaciones
de 24, en plural por el singular del “buque” de ‘Colección nocturna’); el día
que al final de la segunda estrofa del texto inmediato anterior ‘Diurno
doliente’, fue referido como el tiempo, en la espera, “del amor celestial que
pasa volando”: es por tanto el día de la residenciación y el amor.
En 25, ese día no tiene su propio cielo,
es “sin su propio cielo”, por cuanto el hablante no está situado en el cielo
como poeta sino como haciendo la noche del soldado, por lo tanto su cielo, no
es propio, de él, de ese día, sino es un cielo prestado. Y hacia ese día de la
residenciación corrían, (en él se juntan), “negocios”, puesto que allí hubo
“mercaderes mahometanos”; embarcaciones, (ya sabemos que refiere al buque); “morir”
refiere al hacerse como ceniza, morir y renacer, cambiar de máscara, “flores
pálidas y pesadas / tenazmente substituidas y difuntas”; “sedentario”, porque
fue el día en que dejó de viajar y se residenció; “húmedo”, porque en ese día,
“cae del calor del cielo una impregnación callada como el sudor”; y “cartas”,
porque en ‘Comunicaciones desmentidas’ hay “la carta de amor, pálida de papel y
temor”, esa que más adelante “sustrajo su araña trémula que apenas teje y sin
cesar desteje y teje”; pero que aquí es solamente “la carta de amor, pálida de
papel y temor”, (bueno, otra vez se lo dijo en plural, por una sola carta), (y
es también una comunicación desmentida), y es la carta, sin duda, aquí
anticipada, mezclando el día del inicio con el día del final, de ‘Tango del viudo’, que, a versos apenas
del momento de su despliegue, por fin ya fue enviada.
A contrario de lo que sostienen sin
contrapeso algunos analistas, los versos “hacia el que corrían cartas,
embarcaciones, negocios, / morir, sedentario y húmedo, sin su propio cielo.”,
no contienen una enumeración caótica, salvo en su apariencia, apariencia
reforzada porque el orden de la enumeración es arbitrario. Los componentes de
la serie, otra vez, fueron elegidos con precisión de entre lo más relevante del
viaje en su parte que va desde el día de la residenciación hasta el momento del
presente del poema.
Por supuesto que la expresión “corrían”
no es más que esa inversión residenciaria pues no eran esas cosas las que
corrían sino el hablante a través de esas cosas él que iba hacia este día
debilucho, que está a punto de naufragar con la relación de los amantes como su
único pasajero:
Por todo eso es que el hablante se
pregunta de modo retórico:
26
Dónde está su toldo de olor, su profundo follaje,
27
su rápido celaje de brasa, su respiración viva?
Donde ya no es el día del inicio, sino,
bruscamente se ha transformado en el día del final, y son ambos a la vez, pues
¿ Dónde está su todo de olor, su profundo follaje?: su toldo de olor es lo
mismo que el “pálido palio” que llevaba sobre sí en ‘Diurno doliente’, que por
pálido, allá, aquí ya está desaparecido; y su “profundo follaje” refiere
igualmente a ese mismo poema: “lo fresco que baja del árbol”, así es que ya
sabemos que refieren a la estrella en desorden, y por supuesto que refieren
también al día debilucho que hizo posible el encuentro.
“su rápido celaje de brasa”, es el “algo
de brasa abandonada que se gasta sola” por eso que es rápido, se desaparece
rápido, se gasta rápido, y el celaje, es algo que se ve en el cielo: una
estrella en desorden por ejemplo. Y “su respiración viva” refiere al mismo
hablante que en esos días, o día referido, de ‘LA NOCHE DEL SOLDADO’, dijo,
“Voy respirando como hijo hasta el corazón de un método obligatorio” cuando se
despojó de su piel de oro.
Por tanto la pregunta realmente dice:
¿Dónde está ella?, ¿Dónde estoy yo?, ¿En qué quedó ese día?
y la respuesta es:
26
Inmóvil, vestido de un fulgor moribundo y una escama opaca,
27
verá partir la lluvia sus mitades
28
y al viento nutrido de aguas atacarlas.”
Pero simultáneamente, como el hablante y
la estrella en desorden se alegorizaron en ese día, están simbolizados en ese
día, el dios de la substitución, el dios de los rayos, el dios de la misión
profética, resimbolizado en el Monzón, y ya desatado, con su lluvia, partirá al
día en mitades, es decir, separará el hablante de su estrella en desorden, y
con su viento, (nutrido de lluvia, de aguas), atacar esas mitades separadas
(partidas), destruir el día, y con ello, destruir el amor del poeta
residenciario por su estrella en desorden; y si no al amor: los separará para
siempre, a pesar que se amen, para que el poeta residenciario pueda cumplir su
misión profética.
El poema describe de modo alegorizado en
ese día de Monzón, tanto el comienzo de la relación del hablante en piel de
soldado con la estrella en desorden como pronostica la imposibilidad de ese
amor.
El día esperado de la residenciación
será también un día de dolor, pues se está en una guerra de vida o muerte.
‘Monzón de mayo’ lo hemos esclarecido en
su función estructural.
La cual habría sido casi imposible de
elucidar si previamente no se hubiera esclarecido la estructura de “Residencia
en la tierra 1”, y el orden estructural de los poemas.
Si del análisis retiran todo lo dicho
referente a las alegorizaciones, entonces lo que queda es ‘Monzón de mayo’ en
su apariencia, un poema que canta un día extraño de monzón, y nada más: y muy
bien que lo hace por lo demás. El poema es extraordinariamente bello tanto en
su pura apariencia como es su determinación estructural, que incorpora ambas funciones:
la aparente y la esencial.
Han vuelto a ver cómo el joven Neruda
era un maestro genial en el uso de las intratextualidades; cada uno de estos
poemas no es más que una ola hecha de todas las olas: siempre, casi siempre: la
misma ola desplegándose sobre sí misma.
“Residencia en la tierra”, y la mayoría
de sus poemas, ha sido muy maltratada por la crítica académica canónica. Es tiempo
de continuar llenando el espacio vacío con análisis de detalles poema por poema
verso por verso. Así después se podrá llegar a conclusiones valederas que vayan
más allá de esas generalizaciones algo vacuas que hasta hoy prevalecen.
Como poema estructuralmente determinado
no es diferente de ‘Ángela adónica’, ni de ‘Entierro en el este’ ni de ninguno
de los ya analizados para fines estructurales: todos ellos son algo en su apariencia
y otra cosa en su esencia, y ambas cosas en su determinación estructural.
En realidad eso ya se sabía desde ‘Galope
muerto’, pero allí era una sospecha, de que esa manera de construcción de los
poemas, se continuaría. Ahora está confirmada esa sospecha.
Apartado 11
frf22-junio-2012
-------------------------------------------------------------------------------------------------
No hay comentarios:
Publicar un comentario