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Como cenizas |
La poesía del joven Neruda y la superación del Modernismo, en Galope Muerto
Es sabido, desde la crítica
literaria académica, que en los dos primeros libros del joven Neruda, <Crepusculario>
y <Veinte Poemas de Amor y una Canción Desesperada>, aún se encuentran
elementos heredados por Neruda desde el Modernismo, ese movimiento literario
del cual se reconoce a Rubén Darío como su cumbre.
Lo que es completamente
desconocido por los estudios académicos oficiales es el hecho que el joven
Neruda en <Galope Muerto> incorporó una declaración críptica, velada,
hermética de superación de esa corriente literaria.
La superación definitiva del
Modernismo fue iniciada por Neruda en su obra <Tentativa del Hombre Infinito>
de 1926. Y cripticamente declarado como un movimiento ya no vigente, en el poema señalado, <Galope Muerto>, escrito en 1925-1926, donde Neruda incorporó
referencias y decires que son simultáneamente una intertextualidad desde <Así
habló Zaratustra> de Nietzsche, un homenaje a <La Araucana> de Alonso
de Ercilla y Zúñiga, y una declaración de que el Modernismo estaba, en su
consideración, superado y muerto como tendencia literaria vigente. En el
momento de su escritura Neruda tenía 22 años.
Nada de esto fue percibido por
Amado Alonso en su libro <Poesía y estilo de Pablo Neruda. Interpretación de
una poesía hermética> donde realizó un análisis explícito de <Galope
Muerto>. En la medida que toda la crítica posterior sigue empantanada en lo
dicho por Alonso, lo que aquí será desarrollado es de completo desconocimiento
por los mejores analistas de Neruda, y su obra <Residencia en la Tierra>,
de la cual <Galope Muerto> es su poema inicial.
Comenzaremos por lo más sencillo
de exponer: El homenaje implícito a
Alonso de Ercilla y Zúñiga.
<La Araucana> es un poema
largo escrito en estrofas Octavas Reales, las cuales son de rima consonante tal
que siga la siguiente estructura: ABABABCC. Son centenares las octavas reales
que escribió Don Alonso de Ercilla para su poema, del cual los chilenos nos
sentimos sus herederos y depositarios. El verso en uso es el endecasílabo. Para
lograr tanta rima consonante en octava real tras octava real no es inexplicable
que su autor rimara, a veces, aprovechando las facilidades sonoras de la
terminación del gerundio castellano en ando y en iendo, i.e. cantando, teniendo,
y viviendo; y como fueron miles los versos del poema, son decenas los gerundios
usados en posición de rima.
En <Galope Muerto>, un
poema de sólo 5 estrofas, y en total 42 líneas versales, se usan 14 gerundios,
alguno de los cuales en conjugación reflexiva. Ninguno en posición rítmica de
rima, todos a intervalos irregulares en su distribución en el poema, y en, a
veces, uso sintáctico que a Don Amado Alonso le llamó la atención, y hasta, al
menos en un caso, lo llevó a rechazar la sintaxis usada de modo explícito. Con
ello Amado Alonso actuó más como gramático que como analista literario. Si
hubiera constatado y reflexionado que fueron 14 los gerundios usados tal vez
hubiera encontrado la hebra del uso enigmático de esas sintaxis, ciertamente
que a veces forzadas.
Con esos 14 gerundios Neruda
lograba dos cosas, por el uso del gerundio a veces en reflexivo, una adición a
la sonoridad general en <Galope Muerto> en sonidos silbantes como de
siseos de serpientes, y en el uso mismo de los 14, un homenaje implícito a Don
Alonso de Ercilla y Zúñiga.
Los catorce gerundios en uso según el orden de su aparición en Galope
Muerto: La declaración críptica de superación del Modernismo.
poblándose / teniendo / pesando /
haciéndose
rodando / Existiendo / mezclando
/ deteniéndose
saliendo / cantando / listando
extendiéndose / estirando /
solicitándose
Si se elimina la partícula “se”
reflexiva, y se conservan sólo las terminaciones, se tiene:
ando / iendo / ando / iendo
ando / iendo / ando / iendo
iendo / ando / ando
iendo / ando / ando
Cualquiera ya puede constatar que
aquello son las rimas de un soneto del tipo clásico, de estructura en su rima:
ABAB / ABAB / CDD / CDD.
La conclusión debe ser: En
<Galope Muerto>, en su interior, se contiene un soneto muerto. No un
soneto cualquiera: un soneto destripado, un soneto intencionalmente asesinado,
del cual sólo han permanecido sus rimas-huesos. Ello no se pudo haber logrado
por casualidad: Esa construcción fue completamente intencional: un mensaje
críptico de Neruda para la posteridad.
Pero el soneto había llegado a
ser el poema símbolo de la estética del Modernismo. Por eso que la
construcción, ahora explicitada, de un soneto muerto, al interior de <Galope
Muerto> fue la manera hermética, del joven Neruda, de afirmar su superación
del Modernismo. De allá se viene, pero ya esa estética no es más que un dios
muerto: algo superado. Se conserva, (como esqueleto y enseñanza), pero ya se
está más allá de él.
La primera línea versal de
<Galope Muerto> es: “Como cenizas, como mares poblándose”. Ya sabemos,
desde el análisis realizado, al menos de un elemento que puebla esos mares en
su poblarse: un dios muerto, un soneto muerto, un soneto hecho cenizas,
destripado. (Y este es un ejemplo de lo enormemente auto referente que es este
poema).
Y continúa, la segunda línea
versal, con “en la sumergida lentitud, en lo informe,” que en relación a
nuestro tema, dice, ese soneto muerto, que puebla el mar del poema, está
oculto, está en la sumergida lentitud, y es informe: pues, ya lo vimos: se
conserva sólo el orden y los sonidos, un apenas rastro, y nada más, y está
radicado en la profundidad del mar que es el poema <Galope Muerto>. Allí,
oculto, hecho cenizas, se encuentra el Modernismo, ya superado.
La intertextualidad para con el Zaratustra de Nietzsche
Todo <Galope Muerto> viene
y es el desarrollo de ese proceso enunciado en “Como cenizas”. Zaratustra
afirmó de modo retórico: “Cómo te renovarás si antes no te conviertes en
cenizas”. Y ahí vemos al joven Neruda renovándose: convirtiendo en cenizas los
fundamentos de los que venía, y sumergiéndolos en las profundidades del poema
que está construyendo, haciéndose él mismo cenizas para renovarse. (Las
múltiples otras referencias a las que conduce <Galope Muerto> aquí no
serán tocadas, ni siquiera insinuadas, pues, el tema en desarrollo está
estrictamente acotado y exige no desviarse).
Ese “Como cenizas” inicial es de
modo definitivo una explícita intertextualidad para con Nietzsche y su “Cómo te
renovarás si antes no te conviertes en cenizas” de <Así habló
Zaratustra>, que ya vimos, se desarrolla y desenvuelve en las dos primera
líneas versales de <Galope Muerto>, en relación con el tema entre manos.
(Insisto: allí se encuentran múltiples líneas significativas que no serán
tratadas).
Entonces: si pescamos en el mar
que es <Galope Muerto>, si echamos nuestras redes al interior del poema,
al menos, podríamos sacar desde allí, un soneto muerto, un dios muerto, y
constatar que el poema en lo afirmativo, en este punto, es la renovación de la
poesía, el ir más allá de lo inmediato anterior dominante, la necesidad de
cambiar de piel, de ser como las serpientes. (Lo cual igualmente viene del
Zaratustra).
Ese movimiento de superación y
renovación es otra intertextualidad compleja y velada para con el Zaratustra de
Nietzsche. Dejaremos que el lector la desarrolle a su agrado: aquí se presentará
el material de base, el fundamento de esa afirmación, por medio de una cita
extensa del lugar de donde viene este asunto en <Así habló Zaratustra>:
Desde: ASÍ HABLÓ ZARATHUSTRA
De la Segunda Parte.
DE LOS POETAS
(extracto)
“Hastiado estoy de los poetas, de los
viejos y de los nuevos: superficiales me parecen todos, y mares poco profundos.
No han pensado con bastante profundidad: por eso su sentimiento se sumergió
hasta llegar al fondo.
Un poco de voluptuosidad y otro poco de
aburrimiento: ni la mejor de sus reflexiones ha pasado por ahí.
Sus arpegios me parecen sólo un soplo, una
huida de fantasmas. ¡Qué han sabido ellos del ardor de los sonidos!
Tampoco son lo bastante limpios para mí:
todos enturbian sus aguas para qué parezcan más profundas.
Gústales el papel de conciliadores: en mi
opinión no son sino gente de términos medios y de componendas, enredadores,
gente sucia.
¡Ay, yo lancé ciertamente mi red en sus
mares, y quise pescar buenos peces; mas siempre saqué la cabeza de algún viejo
dios!
Lo que así suministró el mar al hambriento
fue sólo una piedra. Y ellos, los poetas, proceden sin duda del mar.
Cierto es que a veces hay en ellos perlas:
tanto más se asemejan a duros crustáceos. A menudo encontré en ellos, en lugar
de alma, légamo salado.
Tomaron también del mar su vanidad. ¿No es
acaso el mar el más vanidoso de los pavos reales?
Incluso ante el más feo de los búfalos
abre el mar el abanico de su cola, y nunca se cansa de mostrar sus encajes de
plata y seda.
El búfalo lo contempla ceñudo, pues su
alma prefiere la arena, y más todavía la espesura de los matorrales, y más que
toda otra cosa la ciénaga. ¡Qué le importa a él la belleza, y el mar, y los
atavíos del pavo real!
Esa es la parábola que dedico a los
poetas.”
Así habló Zarathustra.
Ediciones Orbis, S.A.
1982
ISBN 84-7530-041-3
traducción: J. C. García Borrón
Ahí se encuentra la estética, en atracción y rechazo, desarrollada en
<Galope Muerto>.
El joven Neruda responde al reto de Zaratustra construyendo un poema mar de
donde ya no se puede pescar desde él un viejo dios, sino un dios muerto, puesto
allí de modo intencional, como símbolo de una renovación profunda de la poesía.
Un poema construido con las sonoridades de las serpientes silbantes.
Un poema donde puso allí adentro sus mejores reflexiones.
Un poema tan profundo que ha
desorientado hasta ahora a la crítica literaria oficial y sus expertos.
Más adelante, en la cuarta
estrofa, en el momento oracular, desde la cuarta máscara que usa el poema,
después de haberse, al final de la tercera estrofa, declarado el hablante, en
su máscara subjetiva, vencido por los hechos constatados, el poema pasa el
bastón a los lectores, a ver si ellos serán capaces de lograr lo que el
hablante inmediato anterior no pudo, y nos pregunta:
“Ahora bien, de qué está hecho
ese surgir de palomas
que hay entre la noche y el
tiempo, como una barranca húmeda?
Ese sonido ya tan largo
que cae listando de piedra los
caminos,” …
Además de los valores propios de
lo dicho en sus múltiples referencias y auto referencias, que no serán aquí
indicados ni analizados, allí se completan varias intertextualidades para con
el Zaratustra, que referiremos:
En lo atingente a este artículo,
“Ese sonido ya tan largo”, que se ha estado escuchando y ha sido referido a lo
largo de todo <Galope Muerto>, (cosa de leer el poema con atención y
darse cuenta de las menciones implícitas y explícitas, en el texto: por ejemplo
las explícitas: “o como se oyen…las campanadas”, “teniendo ese sonido”, “y
cuyos cuernos quieren sonar”, “como aleteo inmenso, encima”, “entro cantando”),
ese sonido ya tan largo es el sonido de la poesía en vías de superación, en
búsqueda de superación, y es también la vida con esas mismas inquietudes y actividades.
Y es, igualmente significativo:
el sonido ya tan largo que se escucha y se refiere a lo largo de todo el libro
<Así habló Zaratustra> y que culmina en el último acápite en el momento
en que Zaratustra recibe la señal, (la llegada de las palomas, conjuntamente con
el león amarillo), y entonces puede renacer, y en donde, en lo textual del
Zaratustra, y en el orden exacto siguiente aparecen las palabras “noche”, “palomas”,
“tiempo”, por tanto la pregunta refiere al sonido de palomas aleteando entre la
noche y el tiempo, (en el Zaratustra es entre la palabra noche y la palabra
tiempo que aparece la palabra palomas), y está hecho de un sonido ya tan largo,
que allí culmina, pues, cae y lista de piedra los caminos, los ordena, los
aclara, y los significa: y en relación a la poesía, es el sonido de la nueva
poesía que supera a aquella de donde viene; y en el Zaratustra es el sonido del
advenimiento del nuevo hombre.
Quien no haya releído el
Zaratustra, con la atención puesta, en esa relectura, en <Galope Muerto>,
para detectar las innumerables intertextualidades que en el poema del joven
Neruda existen para con el libro de Nietzsche, será incapaz de entender lo que
dice <Galope Muerto>; y al igual: quien no haya entendido <Galope
Muerto> será incapaz de percibir las referencias contenidas en su interior
apuntando hacia el Zaratustra.
Fue tratando de entender ese
“Como cenizas”, que llegué, después de pasar por el ave fénix, y el polvo eres
y en polvo te convertirás, al “Cómo te renovarás si antes no te conviertes en
cenizas”, y a las máscaras, y a aquello de que la serpiente es el animal más
sabio, pues cambia de piel; y al hecho de que se renace desde las cenizas, y
cambiando de piel.
Más adelante resultó que toda la <Residencia
en la Tierra 1> es pletórica en intertextualidades explícitas e implícitas
para con el <Así Habló Zaratustra>.
A los interesados en Residencia
en la Tierra: relean el Zaratustra.
En conclusión: <Galope Muerto> contiene de modo críptico y
hermético:
1.- Un homenaje a Alonso de
Ercilla y Zúñiga y su <La Araucana>.
2.- Una declaración de superación
del Modernismo en el viaje de ir hacia una nueva poesía que supera a las
anteriores. Y
3.- Un sinnúmero de
intertextualidades con el <Así habló Zaratustra>, de Nietzsche, de las
cuales se mostraron aquí unas cuantas, y se dejaron, sin siquiera insinuar, aún
más que las referidas.
fernando reyes franzani
(2010)
(2010)
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