miércoles, 6 de junio de 2012

12 La poesía del joven Neruda y la superación del Modernismo, en Galope Muerto

 
 



Como cenizas



La poesía del joven Neruda y la superación del Modernismo, en Galope Muerto




Es sabido, desde la crítica literaria académica, que en los dos primeros libros del joven Neruda, <Crepusculario> y <Veinte Poemas de Amor y una Canción Desesperada>, aún se encuentran elementos heredados por Neruda desde el Modernismo, ese movimiento literario del cual se reconoce a Rubén Darío como su cumbre.

Lo que es completamente desconocido por los estudios académicos oficiales es el hecho que el joven Neruda en <Galope Muerto> incorporó una declaración críptica, velada, hermética de superación de esa corriente literaria.

La superación definitiva del Modernismo fue iniciada por Neruda en su obra <Tentativa del Hombre Infinito> de 1926. Y cripticamente declarado como un movimiento ya no vigente, en el poema señalado, <Galope Muerto>, escrito en 1925-1926, donde Neruda incorporó referencias y decires que son simultáneamente una intertextualidad desde <Así habló Zaratustra> de Nietzsche, un homenaje a <La Araucana> de Alonso de Ercilla y Zúñiga, y una declaración de que el Modernismo estaba, en su consideración, superado y muerto como tendencia literaria vigente. En el momento de su escritura Neruda tenía 22 años.

Nada de esto fue percibido por Amado Alonso en su libro <Poesía y estilo de Pablo Neruda. Interpretación de una poesía hermética> donde realizó un análisis explícito de <Galope Muerto>. En la medida que toda la crítica posterior sigue empantanada en lo dicho por Alonso, lo que aquí será desarrollado es de completo desconocimiento por los mejores analistas de Neruda, y su obra <Residencia en la Tierra>, de la cual <Galope Muerto> es su poema inicial.






Comenzaremos por lo más sencillo de exponer: El homenaje implícito a Alonso de Ercilla y Zúñiga.

<La Araucana> es un poema largo escrito en estrofas Octavas Reales, las cuales son de rima consonante tal que siga la siguiente estructura: ABABABCC. Son centenares las octavas reales que escribió Don Alonso de Ercilla para su poema, del cual los chilenos nos sentimos sus herederos y depositarios. El verso en uso es el endecasílabo. Para lograr tanta rima consonante en octava real tras octava real no es inexplicable que su autor rimara, a veces, aprovechando las facilidades sonoras de la terminación del gerundio castellano en ando y en iendo, i.e. cantando, teniendo, y viviendo; y como fueron miles los versos del poema, son decenas los gerundios usados en posición de rima.

En <Galope Muerto>, un poema de sólo 5 estrofas, y en total 42 líneas versales, se usan 14 gerundios, alguno de los cuales en conjugación reflexiva. Ninguno en posición rítmica de rima, todos a intervalos irregulares en su distribución en el poema, y en, a veces, uso sintáctico que a Don Amado Alonso le llamó la atención, y hasta, al menos en un caso, lo llevó a rechazar la sintaxis usada de modo explícito. Con ello Amado Alonso actuó más como gramático que como analista literario. Si hubiera constatado y reflexionado que fueron 14 los gerundios usados tal vez hubiera encontrado la hebra del uso enigmático de esas sintaxis, ciertamente que a veces forzadas.

Con esos 14 gerundios Neruda lograba dos cosas, por el uso del gerundio a veces en reflexivo, una adición a la sonoridad general en <Galope Muerto> en sonidos silbantes como de siseos de serpientes, y en el uso mismo de los 14, un homenaje implícito a Don Alonso de Ercilla y Zúñiga.


Los catorce gerundios en uso según el orden de su aparición en Galope Muerto: La declaración críptica de superación del Modernismo.

poblándose / teniendo / pesando / haciéndose
rodando / Existiendo / mezclando / deteniéndose
saliendo / cantando / listando
extendiéndose / estirando / solicitándose

Si se elimina la partícula “se” reflexiva, y se conservan sólo las terminaciones, se tiene:

ando / iendo / ando / iendo
ando / iendo / ando / iendo
iendo / ando / ando
iendo / ando / ando

Cualquiera ya puede constatar que aquello son las rimas de un soneto del tipo clásico, de estructura en su rima: ABAB / ABAB / CDD / CDD.

La conclusión debe ser: En <Galope Muerto>, en su interior, se contiene un soneto muerto. No un soneto cualquiera: un soneto destripado, un soneto intencionalmente asesinado, del cual sólo han permanecido sus rimas-huesos. Ello no se pudo haber logrado por casualidad: Esa construcción fue completamente intencional: un mensaje críptico de Neruda para la posteridad.

Pero el soneto había llegado a ser el poema símbolo de la estética del Modernismo. Por eso que la construcción, ahora explicitada, de un soneto muerto, al interior de <Galope Muerto> fue la manera hermética, del joven Neruda, de afirmar su superación del Modernismo. De allá se viene, pero ya esa estética no es más que un dios muerto: algo superado. Se conserva, (como esqueleto y enseñanza), pero ya se está más allá de él.

La primera línea versal de <Galope Muerto> es: “Como cenizas, como mares poblándose”. Ya sabemos, desde el análisis realizado, al menos de un elemento que puebla esos mares en su poblarse: un dios muerto, un soneto muerto, un soneto hecho cenizas, destripado. (Y este es un ejemplo de lo enormemente auto referente que es este poema).

Y continúa, la segunda línea versal, con “en la sumergida lentitud, en lo informe,” que en relación a nuestro tema, dice, ese soneto muerto, que puebla el mar del poema, está oculto, está en la sumergida lentitud, y es informe: pues, ya lo vimos: se conserva sólo el orden y los sonidos, un apenas rastro, y nada más, y está radicado en la profundidad del mar que es el poema <Galope Muerto>. Allí, oculto, hecho cenizas, se encuentra el Modernismo, ya superado.





La intertextualidad para con el Zaratustra de Nietzsche

Todo <Galope Muerto> viene y es el desarrollo de ese proceso enunciado en “Como cenizas”. Zaratustra afirmó de modo retórico: “Cómo te renovarás si antes no te conviertes en cenizas”. Y ahí vemos al joven Neruda renovándose: convirtiendo en cenizas los fundamentos de los que venía, y sumergiéndolos en las profundidades del poema que está construyendo, haciéndose él mismo cenizas para renovarse. (Las múltiples otras referencias a las que conduce <Galope Muerto> aquí no serán tocadas, ni siquiera insinuadas, pues, el tema en desarrollo está estrictamente acotado y exige no desviarse).

Ese “Como cenizas” inicial es de modo definitivo una explícita intertextualidad para con Nietzsche y su “Cómo te renovarás si antes no te conviertes en cenizas” de <Así habló Zaratustra>, que ya vimos, se desarrolla y desenvuelve en las dos primera líneas versales de <Galope Muerto>, en relación con el tema entre manos. (Insisto: allí se encuentran múltiples líneas significativas que no serán tratadas).

Entonces: si pescamos en el mar que es <Galope Muerto>, si echamos nuestras redes al interior del poema, al menos, podríamos sacar desde allí, un soneto muerto, un dios muerto, y constatar que el poema en lo afirmativo, en este punto, es la renovación de la poesía, el ir más allá de lo inmediato anterior dominante, la necesidad de cambiar de piel, de ser como las serpientes. (Lo cual igualmente viene del Zaratustra).

Ese movimiento de superación y renovación es otra intertextualidad compleja y velada para con el Zaratustra de Nietzsche. Dejaremos que el lector la desarrolle a su agrado: aquí se presentará el material de base, el fundamento de esa afirmación, por medio de una cita extensa del lugar de donde viene este asunto en <Así habló Zaratustra>:

Desde: ASÍ HABLÓ ZARATHUSTRA
De la Segunda Parte.
DE LOS POETAS
(extracto)

“Hastiado estoy de los poetas, de los viejos y de los nuevos: superficiales me parecen todos, y mares poco profundos. No han pensado con bastante profundidad: por eso su sentimiento se sumergió hasta llegar al fondo.
Un poco de voluptuosidad y otro poco de aburrimiento: ni la mejor de sus reflexiones ha pasado por ahí.
Sus arpegios me parecen sólo un soplo, una huida de fantasmas. ¡Qué han sabido ellos del ardor de los sonidos!

Tampoco son lo bastante limpios para mí: todos enturbian sus aguas para qué parezcan más profundas.
Gústales el papel de conciliadores: en mi opinión no son sino gente de términos medios y de componendas, enredadores, gente sucia.
¡Ay, yo lancé ciertamente mi red en sus mares, y quise pescar buenos peces; mas siempre saqué la cabeza de algún viejo dios!
Lo que así suministró el mar al hambriento fue sólo una piedra. Y ellos, los poetas, proceden sin duda del mar.
Cierto es que a veces hay en ellos perlas: tanto más se asemejan a duros crustáceos. A menudo encontré en ellos, en lugar de alma, légamo salado.
Tomaron también del mar su vanidad. ¿No es acaso el mar el más vanidoso de los pavos reales?
Incluso ante el más feo de los búfalos abre el mar el abanico de su cola, y nunca se cansa de mostrar sus encajes de plata y seda.
El búfalo lo contempla ceñudo, pues su alma prefiere la arena, y más todavía la espesura de los matorrales, y más que toda otra cosa la ciénaga. ¡Qué le importa a él la belleza, y el mar, y los atavíos del pavo real!
Esa es la parábola que dedico a los poetas.”

Así habló Zarathustra.
Ediciones Orbis, S.A.
1982
ISBN 84-7530-041-3
traducción: J. C. García Borrón

Ahí se encuentra la estética, en atracción y rechazo, desarrollada en <Galope Muerto>.

El joven Neruda responde al reto de Zaratustra construyendo un poema mar de donde ya no se puede pescar desde él un viejo dios, sino un dios muerto, puesto allí de modo intencional, como símbolo de una renovación profunda de la poesía.

Un poema construido con las sonoridades de las serpientes silbantes.

Un poema donde puso allí adentro sus mejores reflexiones.

Un poema tan profundo que ha desorientado hasta ahora a la crítica literaria oficial y sus expertos.

Más adelante, en la cuarta estrofa, en el momento oracular, desde la cuarta máscara que usa el poema, después de haberse, al final de la tercera estrofa, declarado el hablante, en su máscara subjetiva, vencido por los hechos constatados, el poema pasa el bastón a los lectores, a ver si ellos serán capaces de lograr lo que el hablante inmediato anterior no pudo, y nos pregunta:

“Ahora bien, de qué está hecho ese surgir de palomas
que hay entre la noche y el tiempo, como una barranca húmeda?
Ese sonido ya tan largo
que cae listando de piedra los caminos,” …

Además de los valores propios de lo dicho en sus múltiples referencias y auto referencias, que no serán aquí indicados ni analizados, allí se completan varias intertextualidades para con el Zaratustra, que referiremos:

En lo atingente a este artículo, “Ese sonido ya tan largo”, que se ha estado escuchando y ha sido referido a lo largo de todo <Galope Muerto>, (cosa de leer el poema con atención y darse cuenta de las menciones implícitas y explícitas, en el texto: por ejemplo las explícitas: “o como se oyen…las campanadas”, “teniendo ese sonido”, “y cuyos cuernos quieren sonar”, “como aleteo inmenso, encima”, “entro cantando”), ese sonido ya tan largo es el sonido de la poesía en vías de superación, en búsqueda de superación, y es también la vida con esas mismas inquietudes y actividades.

Y es, igualmente significativo: el sonido ya tan largo que se escucha y se refiere a lo largo de todo el libro <Así habló Zaratustra> y que culmina en el último acápite en el momento en que Zaratustra recibe la señal, (la llegada de las palomas, conjuntamente con el león amarillo), y entonces puede renacer, y en donde, en lo textual del Zaratustra, y en el orden exacto siguiente aparecen las palabras “noche”, “palomas”, “tiempo”, por tanto la pregunta refiere al sonido de palomas aleteando entre la noche y el tiempo, (en el Zaratustra es entre la palabra noche y la palabra tiempo que aparece la palabra palomas), y está hecho de un sonido ya tan largo, que allí culmina, pues, cae y lista de piedra los caminos, los ordena, los aclara, y los significa: y en relación a la poesía, es el sonido de la nueva poesía que supera a aquella de donde viene; y en el Zaratustra es el sonido del advenimiento del nuevo hombre.

Quien no haya releído el Zaratustra, con la atención puesta, en esa relectura, en <Galope Muerto>, para detectar las innumerables intertextualidades que en el poema del joven Neruda existen para con el libro de Nietzsche, será incapaz de entender lo que dice <Galope Muerto>; y al igual: quien no haya entendido <Galope Muerto> será incapaz de percibir las referencias contenidas en su interior apuntando hacia el Zaratustra.

Fue tratando de entender ese “Como cenizas”, que llegué, después de pasar por el ave fénix, y el polvo eres y en polvo te convertirás, al “Cómo te renovarás si antes no te conviertes en cenizas”, y a las máscaras, y a aquello de que la serpiente es el animal más sabio, pues cambia de piel; y al hecho de que se renace desde las cenizas, y cambiando de piel.

Más adelante resultó que toda la <Residencia en la Tierra 1> es pletórica en intertextualidades explícitas e implícitas para con el <Así Habló Zaratustra>.

A los interesados en Residencia en la Tierra: relean el Zaratustra.

En conclusión: <Galope Muerto> contiene de modo críptico y hermético:

1.- Un homenaje a Alonso de Ercilla y Zúñiga y su <La Araucana>.
2.- Una declaración de superación del Modernismo en el viaje de ir hacia una nueva poesía que supera a las anteriores. Y
3.- Un sinnúmero de intertextualidades con el <Así habló Zaratustra>, de Nietzsche, de las cuales se mostraron aquí unas cuantas, y se dejaron, sin siquiera insinuar, aún más que las referidas.


fernando reyes franzani
(2010)




   



    

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